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Planeta Tierra".
Diseño 3D "Luz de Estella" 06: Juan Fernández
Fajardo.
La Atlántida se Levanta
Por Jane Ann Dow, Ph.D
.
REFLEXIONES DE UIN LUGAREÑO
Había suficientes advertencias.
Escuchamos el trueno a muchos kilómetros de distancia y vimos las
nubes oscuras cubriendo nuestro pueblo al medio día.
Vimos los patrones climáticos
cambiar drásticamente. Sentimos la tierra temblando bajo las
sandalias de nuestros pies mientras corríamos hacia los sabios para
que nos dijeran qué era lo que estaba pasando. Los templos de
cristal se llenaron a tope cuando nos apiñábamos dentro para
oír las palabras reconfortantes de nuestros líderes. La
política de nuestro tiempo estaba ocultando el misterio, los
oficiales estaban extrañamente callados.
Su silencio nos alarmó. Nosotros
éramos campesinos que trabajábamos duro, cultivando los campos,
orando a nuestros dioses y diosas, cuidando a nuestras familias.
Sabíamos que algo estaba pasando, pero no sabíamos qué era. Durante
años nuestras preguntas permanecieron sin respuesta, nuestros miedos
no fueron apaciguados.
Había otras advertencias
también. Se vieron actividades extrañas en los cielos nocturnos.
Luces resplandecientes surcaron rápidamente el cielo oscuro. A veces
encendieron colores luminosos como para enviar señales, ¿pero a
dónde? ¿A quién?
Nuestra tierra era tan inmensa
que sólo unos pocos de nosotros viajamos alguna vez de un lado al
otro. Había porciones grandes de tierra no disponible para nosotros.
Los cercos altos nos impidieron acercarnos demasiado a los grandes
edificios que sólo podríamos ver en la distancia. Edificios que eran
un misterio. Sus formas eran extrañas, no eran las de los edificios
cuadrados usuales con las espirales cristalinas en la cima. Estos
edificios que estaban fuera de nuestros límites eran realmente
diferentes. Estaban orientados a partir de formas geométricas, de
seis lados, de ocho lados y los más prominentes de todos tenían
cinco lados.
Estos edificios extraños emitían
rayos de luz muy alto en el cielo, parecían hacer brillar un claro
patrón a las estrellas. Nosotros nos preguntábamos qué significaba
todos esto.
Los Sacerdotes del Templo
ofrecieron poca ayuda a nuestros dilemas cotidianos. Ellos también
se volvieron distantes e incluso parecían temerosos. El secretismo
de aquellos que nos gobernaron sólo nos puso más intranquilos. No
había nadie que nos explicara las luces, el clima, ni los fenómenos
que estaban teniendo lugar. Había momentos en que los lugareños
éramos presas del pánico, era cuando la tierra se agitaba como para
recordarnos que lo que estaba pasando estaba fuera de nuestro
control. Nosotros sólo podríamos ir a nuestros Templos de Cristal a
orar, pidiendo comprensión, pidiendo paz.
Oímos hablar de muchos
levantamientos en otros pueblos lejanos. Había inquietud por todas
partes en la isla. Todos podríamos sentirlo y estábamos
desconcertados, incluso asustados. ¿Nuestras oraciones no eran
suficientes para traer paz a nuestra isla? ¿No éramos dignos de la
paz que buscábamos?
¿No éramos suficientemente
buenos para sobrevivir? Nosotros éramos gente simple, ninguno de
nosotros logró salir nunca de la clase obrera.
Excedíamos en número a los más
evolucionados, los Científicos, los Líderes que gobernaban quienes
nos dijeron que ellos eran los mensajeros de las estrellas.
La luz más luminosa de todos era
El Uno. El Uno era responsable de nuestro ser mismo. El Uno era la
luz que instiló la vida dentro de nosotros. Ciertamente El Uno oiría
nuestras oraciones y traería paz una vez más a nuestras tierras y a
nuestra gente.
Había rumores por todas partes.
El gobierno controlaba nuestras vidas. Los Científicos eran
exaltados incluso más allá de los Dioses. Supimos de los
experimentos, de los implantes de ordenador en los cuerpos de los
lugareños.
Vimos cómo nuestros amigos
empezaron a cambiar. El miedo estaba por todas partes. Vimos
nuestros sueños marchitarse en el cielo nocturno cada vez más lleno
de luces. La tierra continuó agitándose. Las nubes oscuras cubrieron
nuestros pueblos y nuestros corazones. Nos sentíamos desesperados.
Nos sentíamos responsables. Nos sentíamos indignos incluso de
recibir la luz de El Uno.
LA CAIDA
Ese día las nubes llegaron
temprano. ¡La tierra estaba gritando, igual que nosotros! Los
edificios empezaron a desmoronarse. Los templos de cristal
estallaron. Todos corrimos buscando resguardo, pero no había
ninguno.
De repente el cielo se llenó de
naves metálicas grandes que haciendo brillar sus luces luminosas a
través de las nubes parecían decir a la tierra debajo: 'Es tiempo de
retirarse'.
Conforme cada uno de las grandes
naves emitió su rayo de luz a la tierra, pudimos ver desde la
distancia miles de almas que eran alzadas en su luz hacia la nave.
¡Nosotros estábamos intimidados por lo que veíamos! ¿Quiénes eran
aquellos que estaban siendo salvados por las naves? Ciertamente no
eran nuestros lugareños, ni siquiera los Sacerdotes que mantuvieron
cautivos nuestros espíritus. Eran los misteriosos que nosotros
raramente vimos, los
Líderes y Científicos que ahora
nos gobernaban. Durante un momento nos olvidamos de nuestra propia
condición, viendo lo que pasaba rápidamente ante nosotros. Entonces
en el océano se levantaron olas gigantescas, olas que lavaron la
tierra y se llevaron con ellas nuestras parcelas, nuestras casas,
nuestras familias. Fuimos consumidos por el miedo y la desilusión
aplastante de que nosotros no éramos lo bastante buenos para ser
salvados. Nosotros asumimos el fracaso en nuestras
almas.
Los lugareños no fueron los
únicos que asumieron el síndrome de la Atlántida. Los sacerdotes que
se suponía que eran el eslabón entre los líderes y los lugareños
estaban desespera-dos tratando de encontrar una manera de tender un
puente para cruzar el hueco que cada vez se ensanchaba más. Ellos
supieron lo que los Científicos estaban haciendo, pero no podían
explicar o incluso entender el cambio de los líderes que estaba
disminuyendo su poder sobre las personas. Ellos no tenían respuestas
para las preguntas de los lugareños, no podrían abatir el miedo que
estaba asolando la tierra.
Ellos, también, pensaron que
habían fallado. Que incluso le habían fallado a El Uno, quién debía
sentirse muy defraudado por ellos. Ellos no eran lo bastante buenos,
lo bastante sabios o lo bastante dignos como para ser salvados. ¡Así
es que cómo podían ellos salvar a los lugareños!
Sacerdotes y Sacerdotisas
abandonaron los Templos. Algunos fueron a unirse con los Lugareños
en oración y servicio, otros corrieron detrás de los Científicos
intentando salvar sus vidas.
El caos reinaba por todas
partes, en la tierra, en los lugareños y en los Templos. Y parecía
que también, entre los Líderes.
Los Científicos se volvieron los
Líderes. Después de todo, ellos tenían todas las soluciones.. .
Ellos mantuvieron el poder en sus manos, las mismas manos que
estaban manipulando la materia, controlando la conducta a través de
la tecnología de la computadora y manteniendo en privado la
información que venía de otras dimensiones del Universo.
Ciertamente, ellos eran los
nobles, los dignos, los que merecían ser 'levantados' de la isla por
las mismas naves que los trajeron a la tierra y continuamente les
suministraban conocimiento avanzado. Pero también había disensión
entre ellos. Sus experimentos estaban fallando y también ellos. Si
sólo hubieran trabajado más arduamente y durante más tiempo,
vigilando más estrechamente, haciendo un mejor trabajo, quizás ellos
podrían haber salvado la Atlántida.
¿El hueco era demasiado ancho,
habían perdido contacto con la humanidad mientras perseguían su
tecnología y poder? A pesar de toda su sabiduría, ellos sentían que
también le habían fallado a la Atlántida. Ellos simplemente no eran
lo bastante buenos.
Cuando los mares recobraron la
calma, la isla ya no estaba.
Muy lejos de la superficie del
ahora pacífico océano quedaron los restos de una isla llena de
esperanzas y sueños.
Se fueron todos los grandes
edificios de luz, los magníficos edificios.
Se fueron los miles de
Lugareños, los Sacerdotes y los Científicos.
Se fueron los templos dorados
que sostuvieron nuestras oraciones, nuestra devoción, nuestra
confianza.
Se fueron los Lugareños que
retuvieron los miedos, el sufrimiento y el pánico en sus mismas
almas, para nunca vivir de nuevo. ¿O si?
Profundamente enterrados
quedaron los edificios prohibidos, los Científicos y sus
laboratorios, sus secretos que nunca serán revelados. ¿O
sí?
¿ERES UN ATLANTE?
Profetas de todos los tiempos
han hablado del resurgimiento de la Atlántida.
Ellos han visto emerger de nuevo
la gran isla del mar con toda su energía cristalina intacta. Ellos
predijeron el día en que la gran civilización de la Atlántida
tomaría su lugar una vez más entre las naciones poderosas del mundo.
¿Qué significaban sus visiones realmente? ¿Podría ser que el
resurgimiento de la Atlántida marque el retorno de los muchos miles
de almas que perecieron allí? ¿Y estas almas todavía están cargando
y sufriendo los patrones del miedo y el fracaso? ¿Son estas las
almas de nuestros días las que están recreando la Atlántida de
nuevo?
Esto es lo que escucharás decir
a un Atlante: No importa qué tanto me esfuerce, nunca fun-cionará.
No importa lo que haga, nunca será bastante. Yo no soy lo
suficientemente fuerte, lo suficientemente bueno, lo suficientemente
poderoso, lo suficientemente espiritual, lo suficientemente digno de
ser amando... lo suficientemente cualquier cosa... como para tener
éxito, para sentirme digno, para efectuar el cambio que necesita mi
mundo.
Éstos son los clientes que
vienen, sintiéndose severamente bloqueados.
Ellos sienten que no pueden
lograrlo, que no son lo suficientemente buenos, que no se merecen
nada. La mayoría de ellos podrían considerarse "adictos al trabajo":
dirigidos por alguna fuerza silenciosa que continúa diciéndoles que
no están haciendo lo suficiente. Usualmente tienen un alto grado de
estudios, se esfuerzan demasiado, y de repente se dan cuenta de que
en verdad no son 'lo bastante buenos', de forma que muchos de ellos
crean alguna enfermedad debilitante que les impide seguir
intentándolo.
Éste es el pensamiento poderoso.
Su creencia sobre quiénes son y lo que deben hacer tiene su origen
en los tiempos de la Atlántida , en los tiempos en que su alma
asumió los sentimientos de fracaso. Éstos no son pensamientos
conscientes. Éstos son los pensamientos del Alma, reviviendo el
patrón una y otra vez, re-afirmando la creencia en el fracaso,
intentando superarlo con cada nueva vida. Las Almas de la Atlántida
reaccionan muy personalmente y a menudo con mucho miedo frente a las
condiciones mundiales.
Ellos perciben la falta de
conciencia en sus compañeros humanos. Ellos temen el secreto
gu-bernamental acerca de la investigación científica, mucha de la
cual es altamente secreta, clonando animales, introduciendo chips de
computadora en animales y niños. Claro que todos vemos estas cosas y
reaccionamos ante ellas. Pero para un Atlante, éstas crean un terror
severo, disparando rápidamente los antiguos recuerdos contenidos en
su campo de energía.
Todo regresa a ellos aunque
concientemente no entiendan sus sentimientos o sus fuertes
re-acciones. Ellos no ven lo que los impulsa tan duramente a tener
éxito y luego prepararse para el fracaso. Los viejos patrones los
jalan rápidamente. ¡Una y otra vez los Atlantes regresan a la
tierra, pensando cada uno de ellos que son responsables de la caída
de una civilización!
Cientos de clientes y cartas
prueban el resurgimiento de la Atlántida.
No vendrá físicamente, vendrá
enérgicamente. Se elevará de nuevo a través de todos nosotros que
repetimos los modelos en nuestras vidas, vida tras
vida.
Las sesiones curativas de
cristales son tanto para sanar el pasado como para sanar el
presente. Un evento traumático poderoso en una vida se desparramará
encima de la próxima, y el modelo se repetirá hasta que sea sanado.
El tiempo y los ambientes pueden alterar las circunstancias, pero el
patrón del alma permanece fuerte. Los cristales seleccionados en una
sesión cuentan la historia, e incluso pueden mostrar donde se
presenta el patrón en la vida actual de los clientes. Juntos miramos
los recuerdos: ¿Qué les pasó a ellos en la Atlántida ? ¿Cuál fue su
papel? ¿Qué estaban pensando y sintiendo cuando murieron allí? ¿Qué
creencias adquirieron en esa vida que son tan poderosas como para
impactar todas las otras? ¿Cómo podemos mirar esa vida ahora y
cambiar ese punto de vista? Sana la creencia, sana el recuerdo, mira
la Atlántida como lo que era: una civilización que acabó por razones
que van más allá del pensamiento consciente. ¡Date cuenta de que
entonces, como ahora, todos hacen lo mejor que pueden!
EL SINDROME DE LA ATLANTIDA
¿Eres un Atlante? ¿Estás
reviviendo esos patrones? ¿Trabajas tan duramente que no ves tus
éxitos? ¿Sientes que no eres lo bastante bueno, lo bastante fuerte,
lo bastante sabio, lo bastante algo? ¿Reaccionas emocionalmente ante
los cambios de la tierra? ¿A veces te sientes sobrepasado por las
circunstancias, agobiado, incluso desvalido? ¿Te sientes
espiritualmente inadecuado? ¿Sientes que es tu responsabilidad sanar
este mundo? ¿A me-nudo te sientes bloqueado, incapaz de continuar tu
viaje espiritual?
Si estas preguntas activan una
contestación en tu mente o en tu corazón, tú puedes ser un Alma de
la Atlántida , que lleva un patrón de alma directamente relacionado
con la vida y la muerte que experimentaste en la
Atlántida.
PERO, tú estás aquí en el
planeta ahora, en compañía de muchos, muchos espíritus afines de la
Atlántida , intentando encontrar su camino a través de la vida.
Vosotros sois los heraldos de la Nueva Era , buscando paz,
comprensión y sabiduría. Vosotros sois los exploradores de la
metafísica, intentando que un mundo insensible cobre sentido,
intentando traer paz a un mundo no pacífico, intentando permanecer
equilibrados en un mundo desequilibrado. Vosotros sois los que
estáis forjando nuevas sendas de aprendizaje, buscando la Luz y al
Creador. Lo que pasó hace tiempo ya pasó, esto es ahora. Vosotros
nunca podréis entender o ver totalmente lo que era en verdad la
Atlántida. Vosotros lleváis sólo una memoria fragmentada, una
memoria que se sale de proporción cuando permitís que tome control
sobre vuestros pensamientos y cierre vuestros
corazones.
Vosotros podéis sanar vuestro
pasado mirando cómo entra en vuestro presente y no permitiéndole
impactar vuestro futuro.
Para consultar el texto
original:
en inglés: www.janeanndow.
com/atlantis. php?title= atlantis
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